Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) lleva más de tres décadas compatibilizando sus grandes pinturas con las artes gráficas. El afán experimentador mostrado desde comienzos de su carrera a través de los materiales orgánicos encontró en el grabado, la estampación o la impresión todo un mundo de posibilidades que a día de hoy sigue ocupando su tiempo. Desde los carteles para conciertos firmados en los ochenta hasta las imágenes taurinas inspiradas en José Bergamín, Barceló confiesa que el trabajo con estos soportes no le agota nunca y siempre le ofrece un resultado sorprendente. El Museo de la Calcografía Nacional expone hasta el 20 de enero una amplia selección de sus trabajos por ser premio nacional de Arte Gráfico 2014.